Alrededor de 700 especies se utilizan en la acuicultura a nivel global, incluidas aquellas que se crían y sus parientes silvestres, según la últimaevaluación realizada por la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
El director general adjunto de la FAO, Árni Mathiesen, al frente del Departamento de Pesca, avanzó en un acto las principales conclusiones que recoge el borrador final del primer informe sobre el estado mundial de los recursos genéticos acuáticos.
Frente a los miles de especies que son objeto de pesca, Mathiesen dijo que se han identificado unas 700 empleadas en la acuicultura, entre ellas más de 250 de las que no se había informado con anterioridad.
Hasta 92 países, responsables del 96 % de la producción acuícola global, han proporcionado datos nacionales para el estudio, que señala que más de 200 tipos de parientes silvestres están en declive.
Unas 200 especies han sido introducidas en la acuicultura en áreas donde no son nativas, según el informe, que detalla que las especies de tipo salvaje son las más cultivadas y el mejoramiento selectivo, la tecnología genética más usada.
El responsable de la FAO detalló que en el estado de las especies influyen factores globales como el aumento de la competición por los recursos, el cambio climático o el incremento de la población; y otros propios de la acuicultura como la introducción de especies invasoras que alteran los ecosistemas o el impacto de parásitos y patógenos.
Agregó que existen “oportunidades” para aumentar las poblaciones salvajes y desarrollar la acuicultura en distintas áreas, lo que también se puede “aplicar a la diversidad”.
Si bien el establecimiento de áreas protegidas en el mar está siendo por lo general “efectivo”, Mathiesen mencionó la necesidad de poner en marcha “nuevos métodos” para mejorar la conservación de las especies.
El director general de la Red de centros de acuicultura de Asia-Pacífico, Cherdsak Virapat, aseguró que, en su región, que representa el 90 % de la producción acuícola, existen problemas para la adaptación local de los peces por el cambio climático y las enfermedades.
Además, los pequeños productores tienen dificultades en mejorar las especies cultivadas, por lo que instó a aumentar los intercambios de material genético para ayudarles.
La asesora técnica de la Red de acuicultura para las Américas, Zuleika Pinzón, destacó la importancia de investigar más las especies nativas, especialmente en la acuicultura y los hábitats marinos, debido a que “todavía se desconoce la biodiversidad que hay en muchas de esas zonas”.
Para eso llamó a la promoción de los trabajos conjuntos de universidades, sector privado y otros centros, además de a la transferencia de técnicas y conocimientos a los países en desarrollo.
La producción en acuicultura sumó en 2016 unos 80 millones de toneladas, aportando el 53 % de todo el pescado destinado al consumo humano, según las cifras difundidas hoy por la FAO. EFE
Fuente: FAO