El impacto ambiental de los sistemas alimentarios mundiales ha impulsado un cambio hacia una economía circular (EC), la cual se centra en el uso eficiente de los recursos, la reducción de residuos y la minimización de emisiones. Los principios de la economía circular, que incluyen la regeneración de los ecosistemas, la minimización de los residuos, la priorización de la biomasa y el uso de energías renovables, se han explorado en la agricultura y la ganadería.
Aunque se han investigado algunos aspectos de la economía circular en la acuicultura, falta una revisión exhaustiva de su aplicación en diferentes especies y sistemas acuícolas, lo que pone de relieve la necesidad de seguir explorando el tema. Esta revisión traslada sus principios a la acuicultura, abordando la gestión de residuos, el reciclaje de nutrientes y los ingredientes de los alimentos, y examinando sus implicaciones para las especies y los sistemas de producción, además de identificar vías para mejorar la circularidad.
Primer principio: salvaguardar y regenerar la salud de los ecosistemas acuáticos
El principio de “salvaguarda” en acuicultura se centra en proteger y mejorar la salud de los ecosistemas acuáticos, operando dentro de su capacidad de carga. Esto implica el uso de prácticas regenerativas que eviten o reduzcan los daños ecológicos y mejoren los servicios ecosistémicos.
1.1. Impacto ambiental
La acuicultura afecta tanto a los ecosistemas de recursos (entradas) como a los ecosistemas receptores (salidas) (Figura 1). Los impactos ambientales varían en función de los sistemas de producción: alimentados o no, intensivos o extensivos. Por ejemplo, los alimentos de alta calidad usados en la cría de peces y crustáceos pueden afectar a los ecosistemas locales y lejanos debido a las emisiones de nutrientes y al uso del suelo.
Los alimentos a base de plantas para peces carnívoros también afectan a los ecosistemas terrestres. La acuicultura de agua dulce aumenta la competencia por los recursos hídricos. Para aliviar esta presión, la adopción de sistemas eficientes en el uso del agua, como los sistemas de recirculación acuícola (RAS, por sus siglas en inglés), y el uso de alimentos que no compitan con los alimentos destinados a humanos, puede ayudar a mitigar el impacto ambiental.
1.2. Capacidad de carga y resiliencia
La capacidad de carga ecológica es la capacidad que tiene el ecosistema de absorber el impacto de la acuicultura sin sufrir daños, incluida la gestión de nutrientes y el control de enfermedades. Se necesita un enfoque más amplio para considerar los impactos en ecosistemas distantes y los servicios ecosistémicos a largo plazo.
1.3. Prácticas regenerativas
La acuicultura regenerativa pretende mejorar los servicios ecosistémicos reduciendo el uso de alimentos, evitando los contaminantes e integrando sistemas de especies mixtas, como la acuicultura multitrófica integrada (IMTA, por sus siglas en inglés). El objetivo de estas prácticas es mejorar la calidad del agua, preservar los hábitats y ofrecer nuevos servicios ecosistémicos, al tiempo que se mantienen los existentes, lo que puede dar lugar a resultados restauradores y modelos empresariales innovadores.
Segundo principio: evitar productos no esenciales y desperdiciar los esenciales
El principio de “evitar” hace hincapié en la necesidad de minimizar la extracción de recursos naturales y el impacto medioambiental, produciendo solo los bienes esenciales y evitando los residuos. Esto implica considerar el valor y la necesidad de los distintos productos acuícolas y abordar el problema de los residuos a lo largo de toda la cadena de valor.
2.1 Beneficios nutricionales y sanitarios de los productos acuícolas frescos
La acuicultura produce principalmente alimentos que aportan nutrientes esenciales, como proteínas de alta calidad, ácidos grasos omega-3 y micronutrientes biodisponibles. El valor nutricional de estos productos varía según las especies y depende de la composición de sus dietas. Los productos de la acuicultura son especialmente importantes para las poblaciones vulnerables del Sur Global, donde pueden tener un impacto significativo en la salud, en particular, durante periodos críticos como los primeros 1,000 días de vida.
2.2. Contribución a la seguridad alimentaria
El impacto de la acuicultura en la seguridad alimentaria debe evaluarse por especies. La carpa, la tilapia y los bivalvos, clasificados como “productos accesibles”, son cruciales por su asequibilidad y disponibilidad. Por el contrario, los “productos de lujo”, como el salmón del Atlántico y el abulón, son menos accesibles para los consumidores de rentas bajas debido a su elevado costo y al uso intensivo de recursos.
Mientras que productos de lujo como el salmón del Atlántico contribuyen económicamente, dar prioridad a productos accesibles como la carpa y la tilapia es más beneficioso para la seguridad alimentaria y la eficiencia de los recursos.
2.3. Pérdidas y residuos en las cadenas de valor de la acuicultura
Reducir las pérdidas y los desperdicios en la acuicultura es fundamental para garantizar la seguridad nutricional. Las cadenas alimentarias acuícolas experimentan pérdidas significativas, con estimaciones que oscilan entre 29% y 50%, superiores a las de los productos terrestres. Para mejorar la eficiencia y el impacto globales de los sistemas acuícolas, es esencial contar con estrategias eficaces para minimizar estas pérdidas, adaptadas a contextos regionales específicos.
FUENTE: Panorama Acuícola