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¿Son útiles las vacunas en la acuicultura? Un repaso de sus logros y desafíos

Las vacunas utilizadas para prevenir enfermedades virales y bacterianas en acuicultura no solo mejoran la salud de los peces, sino que también contribuyen a una producción más sostenible y rentable, al reducir el uso de antibióticos y otros productos químicos que pueden afectar negativamente al medio ambiente.

Entre los ejemplos más destacados se encuentra la vacuna contra la septicemia hemorrágica viral, con una eficacia del 90% en salmones, y la vacuna contra la furunculosis causada por Aeromonas salmonicida, con una eficacia promedio del 80% al 95% en salmones y truchas. También, la vacuna contra Vibrio anguillarum, que afecta a la dorada, el rodaballo y el lenguado, ha alcanzado eficacias superiores al 85%.

Sin embargo, no todas las especies o enfermedades cuentan con una solución vacunal. Enfermedades como el virus del páncreas agudo en salmones o el síndrome de mortalidad temprana en langostinos siguen siendo retos importantes. Además, parásitos como Ichthyophthirius multifiliis (punto blanco) y el piojo de mar en el salmón Atlántico requieren terapias alternativas a las vacunas.

Existen barreras económicas y técnicas para el uso generalizado de las vacunas. El coste es un desafío, especialmente para pequeños productores, y administrar vacunas a grandes poblaciones es complicado, ya que su eficacia varía según factores como la temperatura del agua y las condiciones de las piscifactorías.

Las vacunas vivas atenuadas, que utilizan patógenos debilitados, suelen tener una eficacia alta, en torno al 90%. Las inactivadas, que contienen patógenos muertos, también son muy eficaces, entre el 80% y el 95%. Las vacunas de ADN y subunitarias, más recientes, pueden superar el 90% de eficacia, aunque dependen de un diseño muy específico.

El método de administración también influye en la eficacia. La inyección intraperitoneal es la más eficaz, pero en granjas de alta densidad, métodos como la inmersión o la alimentación medicada, aunque más prácticos, pueden ser menos efectivos.

Además de las vacunas, muchos productores están adoptando probióticos y prebióticos como alternativas naturales que mejoran la salud intestinal de los peces y fortalecen su sistema inmunológico, reduciendo la necesidad de fármacos y la mortalidad. El uso de estas estrategias también disminuye el impacto ambiental, ya que evita la liberación de productos químicos en el agua y mejora la calidad general de los ecosistemas acuáticos.

Nuevas investigaciones y el futuro de las vacunas acuícolas

La investigación actual se centra en desarrollar vacunas más específicas y eficaces para enfermedades que aún no cuentan con soluciones adecuadas, como el virus del páncreas agudo.

También se están explorando nuevos métodos de administración menos invasivos y más efectivos, como las nanopartículas y los sistemas de liberación controlada que podrían mejorar la respuesta inmune de los peces sin necesidad de manipulaciones masivas.

Estos avances, junto con un enfoque integrado que combine el uso de vacunas, probióticos y mejores prácticas de manejo, serán clave para garantizar una acuicultura sostenible y rentable en el futuro.

Fuente: MIS PECES.COM