En el futuro, todas las granjas en tierra de peces y crustáceos que consigan liderar el avance del sector estarán dirigidas por una aplicación de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), en lo que han venido a denominar Smart Farming, donde el granjero acuícola tendrá conocimiento preciso y en tiempo real de lo que sucede con el entorno de trabajo y sus animales.
Hace más de una década, visitando una granja de lubinas, le pregunté al productor sobre cuánta biomasa – peces y su peso – había en el agua, lo cual resulta fundamental para hacer un cálculo óptimo de las raciones de alimentos, a lo que me respondió que no sabía con exactitud. Hoy en día, esa pregunta sigue sin tener una respuesta exacta, aunque al menos, ya se pueden hacer aproximaciones más ajustadas a la realidad con una incipiente tecnología que se viene desarrollando.
Las decisiones se siguen basando, por tanto, en el empirismo y no en datos exactos.
Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), ya pueden trasladar a los esteros hacia “la Tercera Revolución”, en este caso Azul, a través de la incorporación de sensores y actuadores de última generación para el control de los parámetros básicos de una granja de peces o crustáceos en tierra, como son el oxígeno disuelto, la temperatura y la autodemanda de alimento.
Como explica al respecto Fernando Malet, Ingeniero de telecomunicaciones en Innovaqua, “con los datos a tiempo real del oxígeno y la temperatura, y conociendo el comportamiento de los peces con los sensores de autodemanda del alimento, un productor puede hacerse una idea clara de las necesidades de su cultivo y cómo va evolucionando éste”.
Hoy en día la tecnología permite ampliar el número de parámetros a controlar; sin embargo, hay que entender que una granja debe buscar la máxima rentabilidad al menor coste, por eso, un control básico del cultivo se podría hacer con los sensores mencionados anteriormente.
Con estos sensores, añade, se puede saber con precisión las horas de máxima demanda de alimento, cuánto comen y durante cuánto tiempo, y como les afectan las variaciones de oxígeno y temperatura a su comportamiento. “El alimento, el oxígeno y el consumo eléctrico son una parte importante del coste de una empresa de estas características, por lo que hay que asegurarse que cada euro que se destina a cubrir estas demandas está bien empleado”, indicó Malet.
Estos datos almacenados y analizados convenientemente pueden aportar información que facilite la mejora continua de la producción.
Por nuestra experiencia, señala Malet, un estanque convencional de un estero puede sensorizarse y automatizarse fácilmente con la instalación de un número determinado de oxigenadores de alto rendimiento, comederos automáticos con auto demanda, sondas de oxígeno óptica con autolimpieza, a lo que habría que añadirle el software de control.
Todo va a depender de la infraestructura previa de la instalación, pero por un coste asequible la granja en cuestión puede ahorrarse con la sensorización importantes y significativas cantidades en los costes de consumo de oxígeno y electricidad, además de aprovecharse mejor el consumo del alimento.
A esto se añade el hecho de que con un ciclo óptimo de cultivo podemos acortar los plazos de cosecha, mejorar la conversión del alimento, y reducir el desperdicio de este. Además de disponer de mecanismos instantáneos de avisos para reaccionar de forma efectiva ante averías o accidentes en relación con el nivel de oxígeno y la alimentación.
Las soluciones TIC son ya vitales para el proceso de acuicultura de precisión, no solo por la mejora que representa para el rendimiento de una producción, sino porque son fáciles de controlar por el responsable de producción, que, además podrá analizar los datos de diversos parámetros y sacar conclusiones en la comparación de la evolución de los mismos posibilitando ajustes operativos. Todos estos aspectos hacen que una granja en tierra sea más sostenible y respetuosa con el medio ambiente y los animales, proporcionando una herramienta eficaz para la toma de decisiones.
Fuentes: Mis peces