La ingeniería genética puede convertir microalgas en terapias eficaces contra patógenos de acuicultura
La microalga Schizochytrium ha revelado ser una fuente sostenible y renovable de ácidos grasos omega-3, y también, gracias a la biotecnología, una vía para convertirse en azote de patógenos problemáticos en acuicultura como Edwardsiella tarda y Vibrio anguillarum, dos de las bacterias más letales para peces como el pez cebra o la carpa koi.
Científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología del Este de China, a través de técnicas de ingeniería genética, han insertado un gen que codifica la proteína específica del patógeno, conocida como fructosa-1,6-bisfosfato aldolasa (FBA), dentro de las células de Schizochytrium limacinum. Esta proteína actúa como antígeno que activa el sistema inmunológico de los peces cuando es ingerida a través del pienso.
El beneficio de utilizar esta microalga es doble. Por una parte, sirve como vacuna, mientras que por otra sirve como suplemento rico en omega-3.
Las pruebas se han realizado con pez cebra y carpa koi. Los resultados han demostrado que esta estrategia mejora la producción de anticuerpos específicos y refuerza las defensas generales de los peces contra infecciones bacterianas.
Las vacunas orales, como la propuesta en este estudio, son una alternativa menos invasiva y más económica que las tradicionales inyectables.
A pesar de los resultados prometedores es importante aclarar que aún queda trabajo por hacer para mejorar la eficiencia en la expresión de antígenos, garantizar la estabilidad de las vacunas en el tracto digestivo y evaluar la seguridad de su uso en entornos abiertos.
El gen que codifica la proteína antígeno FBA fue insertado en Schizochytrium limacinum mediante ingeniería genética, utilizando un plásmido diseñado con secuencias reguladoras específicas, el gen fba, un marcador de resistencia y secuencias de recombinación homóloga.
Las células de Schizochytrium fueron sometidas a electroporación, un proceso que utiliza impulsos eléctricos para abrir poros en su membrana y permitir la entrada del plásmido. Luego, el plásmido se integró en el genoma de la microalga mediante recombinación homóloga.
Las células modificadas fueron seleccionadas usando zeocina y verificadas con técnicas como PCR y Western blot, asegurando la integración y expresión eficiente del gen en un sitio específico del genoma para producir la proteína FBA de forma estable.
Fuente: MISPECES.COM