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FOULACTIVE desarrolla un nuevo tratamiento antifouling para viveros flotantes

Además, han creado una herramienta para seleccionar el tratamiento más adecuado según las características del entorno y las necesidades de los productores marinos

Tras concluir la primera fase de FOULACTIVE, un proyecto centrado en el desarrollo de un tratamiento antifouling sostenible y eficaz para los viveros flotantes, el Centro Tecnológico CTAQUA ha realizado un estudio exhaustivo de los productos existentes tanto a nivel comercial como en desarrollo para proteger las redes del fouling, basándose en parámetros específicos de aplicación, durabilidad y efecto, y priorizando las características más respetuosas con el medioambiente.

En la fase anterior, el Centro Tecnológico trabajó en la identificación de las causas que originan el biofouling, analizando los diferentes tipos de incrustaciones presentes en los viveros flotantes, su periodicidad y las superficies donde se desarrollan, plasmando el resultado de su trabajo en el informe “Influencia del biofouling en la industria acuícola (viveros flotantes)”. Gracias a esta acción se definió que la presencia, severidad y persistencia del biofouling depende de parámetros tales como la temperatura, la salinidad, el oxígeno disuelto y las corrientes.

Para prevenir el biofouling, los productores acuícolas emplean tratamientos que inhiben la aparición de organismos incrustantes y que se pueden dividir en 2 categorías: tratamientos con biocidas químicos y tratamientos con biocidas orgánicos o biodegradables. “En esta segunda fase de FOULACTIVE, para analizar y valorar los tratamientos hemos contactado con empresas fabricantes de antifouling, que han colaborado aportando información técnica de sus productos y algunas incluso nos han cedido muestras” explica Sergio Aranda, técnico del proyecto en CTAQUA.

Una vez recopilados los tratamientos antifouling, se han analizado en base a la bibliografía disponible y a la información aportada por los fabricantes, pero sobre todo se ha tenido en cuenta las necesidades de los productores acuícolas. En una primera aproximación de este estudio se ha observado que el 85% de los antifouling analizados contienen biocidas químicos como principio activo, el 5% contienen biocidas orgánicos o biodegradables y, por último, un 10% de los tratamientos analizados combinan de ambos tipos de biocidas.

“Esta información se ha tomado como base para construir una matriz de doble entrada con la que se han evaluado los tratamientos en base a criterios biológicos, productivos y medioambientales, ofreciendo así una herramienta muy útil a la hora de seleccionar qué tratamiento es más adecuado según las características del entorno y las necesidades de los productores marinos. Además, se ha diseñado una base de datos con un total de 40 tratamientos antifouling que quedará a disposición de los productores acuícolas para consultar de manera fácil y rápida las características de estos productos”, detalla Sergio Aranda. 

Desarrollo y ensayo de un nuevo tratamiento antifouling


Siguiendo el principal objetivo de FOULACTIVE, CTAQUA, en colaboración con CETGA, ha desarrollado un nuevo tratamiento antifouling novedoso y sostenible, basado en una emulsión de resina epoxi en la que se han integrado nanopartículas de cobre a una concentración del 1%.

“Para comprobar la eficacia estamos realizando un estudio de efectividad en base a criterios como la viabilidad técnica, la durabilidad y la mejora ambiental. Este estudio se está realizando en A Coruña y Cádiz simultáneamente. La eficacia se va a comparar con dos tratamientos comerciales existentes (uno con un biocida químico y otro con un biocida orgánico), que han sido seleccionados aplicando la matriz desarrollada para evaluar los tratamientos”, detalla.

Todos estos tratamientos han sido sumergidos en el agua por duplicado junto con una red control sin tratamiento. Permanecerán en el agua durante un periodo de 3 a 4 meses y se espera comprobar el efecto antifouling sobre los organismos incrustantes.
 
Durante el periodo de estudio se realizará un seguimiento fotográfico cada 15 días para comprobar la evolución de biofouling sobre las redes, además se tomarán datos de los parámetros que más influyen sobre el proceso de adhesión: temperatura, salinidad, oxígeno disuelto, entre otros.

A finales de septiembre, las redes serán retiradas del agua y se contrastará la eficacia en base a dos criterios: el peso de la red debido a los organismos adheridos y la cobertura sobre la superficie, ya que son las características del biofouling que más problemas causan en los viveros flotantes.

FOULACTIVE es un proyecto de la convocatoria para el fomento e impulso de la sostenibilidad pesquera y acuícola en el marco del Programa Pleamar, cofinanciado por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP) en 2020, con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, a través de la Fundación Biodiversidad.

Fuente: Ctaqua