Los cultivos generan cientos de miles de datos por temporada y la capacidad de capturarlos y procesarlos, permite hacer más eficiente la producción, mejorando con esto la sustentabilidad del producto
El análisis de datos no es una tendencia empresarial, es una necesidad que lleva muchos años junto a la producción de todo tipo de bienes y servicios, partiendo primero anotando números en pizarras en las fábricas para llevar contabilidad de lo producido, para luego evolucionar a complejos sistemas computacionales para registrar todas las variables que inciden en la producción.
La importancia del análisis de la información empresarial implica reconocer que no solamente se necesitan de los datos para mejorar el rendimiento, sino que hoy en día son lo mínimo para ser competitivos en un mundo en que todo se maneja con ellos. En este sentido, el éxito de las empresas de hoy, depende de las decisiones que se tomen con estos números.
La clave del análisis de datos a escala empresarial radica, justamente, en poder visualizarlos e interpretarlos de manera de contar con toda la información integrada para tomar decisiones.
En la acuicultura esto no es distinto. La competencia en Chile ha podido ir cerrando las brechas que nos dan nuestros privilegiados entornos a través del uso inteligente de tecnología que está construida a través de un importante análisis de las condiciones, tanto naturales en donde crecen los recursos, como en los mercados donde se comercializan.
Chile ha estado utilizando tecnología de punta durante los últimos 15 años. La misma tecnología que se usa en otros países se está utilizando en Chile para promover ciclos productivos óptimos. Varias empresas en el país tienen sedes en Noruega, Canadá y Japón, y cuando se desarrolla nueva tecnología, se implementa a nivel mundial.
Asimismo, a nivel local, existen varias fuentes de soluciones “llave en mano” que ayudan a la industria con la ciencia de datos, el aprendizaje automático y el big data.
Los datos en la mitilicultura
Camila Barría es la encargada de Servicios del Instituto Tecnológico de la Mitilicultura (Intemit). Es bióloga marina de la Universidad de Valparaíso y máster en Acuicultura de la Universidad de Barcelona, y actualmente estudia un doctorado en Ciencias de la Acuicultura de la Universidad Austral de Chile.
La profesional comenta que “los mercados y el consumidor final exigen inocuidad, calidad y trazabilidad de toda la cadena productiva a través de diferentes certificaciones internacionales. Es por ello que, los productores están cada vez más presionados a cumplir con estos requisitos en ciclos productivos ojalá más cortos. Sin embargo, los mitilicultores, al no poder controlar la energía que entra al sistema de cultivo a través del alimento (cultivo extensivo), se les dificulta administrar la calidad de la materia prima al momento de la cosecha”.
Es por ese motivo que se creó el Sistema de Manejo de Carga Productiva (SIMAC), el cual le permitirá al productor establecer, en el tiempo, la cantidad de semilla óptima para obtener la calidad de mejillón precosecha deseado, optimizando el tiempo ciclo productivo. Esto se puede traducir en menor uso de semilla, mejor calidad de materia prima (rendimiento, biomasa carne, mayor talla), y mejor precio/kg.
En este sentido, Camila Barría explica que “la carga de los sistemas de cultivo para mejillones no es un valor de densidad único, sino más bien, puede fluctuar significativamente año a año debido a…(Lea el artículo completo en revista AQUA N° 256).
Fotografía: IFOP
Fuente: Aqua.cl