La acuicultura ha sido el sector alimentario de más rápido crecimiento en el mundo durante décadas, y ahora la gente come más pescados de granjas piscícolas que pescados silvestres.
Si todavía parece extraño pensar en peces que crecen en granjas, no debería serlo.
La acuicultura ha sido el sector alimentario de más rápido crecimiento en el mundo durante décadas, y ahora la gente come más pescados de granjas piscícolas que pescados silvestres.
La industria ha tenido que crecer. La demanda de productos del mar aumenta y seguirá con esa tendencia. Pero los océanos ya dan todo lo que pueden: la producción de pescado silvestre se ha mantenido estable desde aproximadamente 1990.
La piscicultura y la producción de mariscos suelen generar muchas menos emisiones de gases de efecto invernadero que la producción de carne de res y otras proteínas animales, pero la acuicultura también puede causar graves problemas ambientales.
Y a medida que ha crecido, los problemas de la acuicultura a gran escala han crecido con ella. Muchos son problemas similares a los que enfrentan las operaciones masivas de pollo, cerdo y ganado: las granjas y sus desechos pueden degradar y contaminar los ecosistemas cercanos, las enfermedades pueden propagarse rápidamente entre los peces hacinados, y la recolección de alimento para los animales puede causar problemas ambientales en sitios distantes.
Ante las duras críticas y las regulaciones más estrictas —y deseosos de satisfacer la demanda—, los piscicultores experimentan con nuevas maneras de impulsar la producción y minimizar los daños.
ALDEAS DE ACUICULTURA EN INDONESIA
El ascenso de Indonesia hasta convertirse en el tercer mayor productor mundial de alimentos del mar en granjas de acuicultura trajo consigo destrucción en las costas cercanas. Los manglares, que protegen la costa y actúan como viveros para una gran cantidad de especies acuáticas, fueron arrasados.
Cuencas contaminadas con residuos no tratados. La mortandad masiva de peces ha sacudido las economías locales.
“Todos los años nos enfrentábamos al mismo problema, especialmente en el cambio de las estaciones”, dijo Jono, un acuicultor quien, como muchos indonesios, sólo usa un nombre. “Teníamos muchos peces muertos”.
Jono fue capacitado como parte de un plan más amplio del gobierno de Indonesia que establecerá más de 100 “aldeas” de acuicultura en todo el país, diseñadas para reducir el impacto de la piscicultura y expandir la producción.
Ha aprendido cómo prevenir y tratar mejor las enfermedades, nuevas técnicas de alimentación, construcción mejorada de estanques y eliminación adecuada de residuos.
“Antes solíamos cosechar cada ocho o nueve meses; ahora puede ser cada cuatro o cinco meses”, dijo.
CHINA LLEVA LA PISCICULTURA HACIA EL MAR
China, por mucho el mayor productor acuícola del mundo, también intenta reducir los impactos ambientales de la piscicultura.
Una manera: llevarla mar adentro, donde las corrientes proporcionan agua limpia y los desechos pueden disiparse rápidamente.
A dos kilómetros (1,2 millas) de la costa de la ciudad de Yantai, en el noreste de China, hay tres jaulas redondas de 80 metros (260 pies) de ancho bajo la superficie del mar.
Besugos, sebastes coreanos y otros peces nadan dentro de una malla hecha de un plástico liviano y duradero que puede soportar condiciones climáticas extremas y mantener a raya a los percebes.
La plataforma de la instalación está equipada con un sistema de monitoreo que mide constantemente la temperatura y la calidad del agua, al igual que los niveles de oxígeno, dijo Zhang Zhuangzhi, quien está a cargo de la piscicultura en la empresa Shandong Ocean Harvest Corporation, que maneja la operación.
Hasta ahora, los costos y los retos técnicos han frenado la adopción generalizada de este sistema.
PESQUERÍA DE SALMÓN EN UN ALMACÉN DE FLORIDA
En un almacén cerca de Miami, hay grandes tanques interiores diseñados para imitar el entorno natural del salmón, estableciendo la temperatura adecuada, la salinidad correcta y la iluminación precisa.
La idea: cultivar salmón en interiores para disminuir su exposición a parásitos, al calentamiento de las aguas y a la proliferación de algas que amenazan a los peces cultivados en granjas en aguas abiertas cerca de la costa, y a la vez reducir el impacto de los peces sobre esta.
La tecnología “elimina algunas de las desventajas que podrías tener en la naturaleza”, dijo Damien Claire, director de ventas y mercadotecnia de Atlantic Sapphire, la empresa matriz de Bluehouse Salmon.
Claire explicó que la compañía no necesita vacunar ni medicar a su salmón, y ha reducido la tasa de mortandad de los peces a aproximadamente 3%, un porcentaje mucho menor al del promedio de la industria, que es del 20%.
Criar peces en un ambiente interior y estrictamente controlado también ha generado otros beneficios, señaló.
La empresa produce unos 3 millones de salmones al año, y a la larga espera producir 65 millones.
Es un modelo prometedor, pero no es fácil de imitar porque el sistema se basa en una característica poco común del agua subterránea cerca de la ubicación del almacén: el salmón necesita tanto agua dulce como salada, y ambas se encuentran cerca.
FÁBRICA DE MOSCAS FRANCESA
Cuando los peces cultivados en las granjas piscícolas son alimentados con peces capturados en el medio silvestre, como sardinas y anchoas, uno de los principales beneficios de dichas granjas —el generar menos estrés sobre los ecosistemas oceánicos— puede evaporarse.
En Innovafeed, con sede en Francia, se crían moscas soldado negras ricas en proteínas como alternativa alimenticia.
La empresa eligió esta mosca por tres razones principales: no se enferma, come casi cualquier cosa y tiene un ciclo de vida corto que permite criarla y cosecharla rápidamente.
“Hay un chiste que dice que las larvas de la mosca soldado negra se comen todo, excepto el hormigón y el acero”, dijo Nizar El Alami, director de negocios de Innovafeed.
La proteína de las moscas de la compañía se utiliza para alimentar salmón, besugo, camarón y otras especies criadas por productores de alimentos en Europa, el continente americano y el sudeste asiático, según Alex Diana, gerente de producto de Innovafeed. La empresa cuenta con dos fábricas y planea tener 10 más para 2030, las cuales producirán proteínas de insectos para peces, pollo e incluso mascotas.
“Estamos tratando de reproducir lo que sucede en la naturaleza, pero a una escala industrial”, dijo. “Estamos tratando de minimizar el impacto de la cadena alimenticia sobre los recursos del planeta”.