El trabajo revela el potencial de la dieta para modular el crecimiento de esta especie, la más utilizada en acuicultura en España
Un grupo de investigación del Instituto de Acuicultura Torre de la Sal (IATS), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha realizado un estudio que revela que las doradas (Sparus aurata) pueden seleccionar el alimento en función de su sabor. Para ello, el grupo de investigación de control de ingesta en peces del IATS-CSIC aprovechó la capacidad de estos animales para demandar alimento mediante un sistema de condicionamiento operante, en el que los peces aprenden a desarrollar una tarea sencilla para obtener una recompensa. El estudio se publica en la revista Aquaculture, unas de las más prestigiosas en este ámbito de investigación.
En este caso, las doradas disponían de una bola bajo el agua que acciona un comedero; al tirar de la bola (tarea), el comedero asociado libera una cantidad de alimento controlada (recompensa) que el animal ingiere. Al colocar varios comederos en un mismo tanque, se ofrecía al animal alimentos con diferente sabor para analizar sus gustos. “Utilizando este sistema hemos demostrado que la dorada es capaz de discriminar el alimento por su sabor, rechazando especialmente los sabores amargos, indicativos normalmente de sustancias peligrosas o tóxicas”, revela José Miguel Cerdá Reverter, investigador del CSIC en el IATS que lidera el estudio.
Sus resultados indican que los sistemas sensoriales juegan un papel importante en la ingesta de esta especie, una de las más utilizadas en la acuicultura española. El equipo del IATS-CSIC comprobó que, durante periodos activos de alimentación como el verano (cuando las elevadas temperaturas promueven un metabolismo alto en especies cuya temperatura interna depende del medio), las doradas no discriminan las dietas a no ser que tengan sabores aversivos o disuasorios (el sabor amargo entre ellos).
“Las doradas son capaces de relegar sus preferencias sensoriales en pro de los requerimientos energéticos impuestos por un metabolismo elevado. En estas épocas de mucha hambre podríamos decir que ‘a falta de pan buenas son tortas’”, explica el investigador. Cuando los requerimientos energéticos no son tan exigentes (con la caída de la temperatura), “las doradas se tornan más sibaritas y seleccionan los alimentos positivos con mayor frecuencia”.
Para José Miguel Cerdá, los resultados del estudio desvelan un diálogo entre los sistemas neuronales que regulan los aspectos energéticos de la ingesta (comemos porque necesitamos energía y nutrientes) y los que regulan los aspectos hedónicos (comemos porque nos gusta y nos produce placer), demostrando que, cuando las doradas tienen mucha hambre (requerimientos energéticos elevados), los sistemas de regulación energética sobrepasan la regulación hedónica de la alimentación.
Competencia por el alimento
Otro de los comportamientos relacionados con la alimentación observados en este estudio tiene que ver con el carácter gregario de la mayoría de las especies de acuicultura. A las doradas les gusta vivir en grupo, y el aislamiento les genera un estrés que, en ocasiones, suprime su hambre. Los investigadores del IATS-CSIC comprobaron la existencia de jerarquías que desvelan comportamientos agonísticos, de competencia por el alimento: el animal dominante impide el acceso a la comida del resto si solo hay una bola para dispensar alimento; cuando hay dos, los subordinados pueden acceder de forma ocasional al alimento, lo que conlleva un aumento del nivel de ingesta global. Este comportamiento depende también de la edad de los animales.
“Este comportamiento puede limitar el crecimiento de los animales subordinados y aumentar la dispersión de tallas en los cultivos de peces”, asegura José Miguel Cerdá. Así, medir la competencia por el alimento de forma sencilla mediante el sistema empleado en el IATS-CSIC abre una puerta para disminuir sus efectos negativos en la acuicultura. Actualmente, el grupo de investigación utiliza estos sistemas para evaluar los efectos sobre la ingesta de diferentes aditivos para potenciar la ingesta de las doradas durante los periodos en los que los que la faceta placentera de la alimentación juega un papel importante.
Los experimentos se han desarrollado y financiado en colaboración con la empresa LUCTA S.A, multinacional dedicada a la creación de fragancias y aromas que, en su división zootécnica, aporta soluciones nutricionales y funcionales basadas en la investigación sensorial.
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